Ardor que, anidado en mis entrañas,
por torrentes, afluentes y capilares
fluye tejiendo la telaraña
que atrapa y se adueña de cada suspiro.
Navegan en lo alto de su palma,
de sentimientos a la deriva en mares,
la razón, el corazón y el alma
cuando es tu fragancia lo que respiro.
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